miércoles, 16 de septiembre de 2015

Érase Una Vida *

Érase una vez que se era una niña que no tenía mamá. Su cuerpo era tan pequeño, que podía ser confundida fácilmente  con el suspiro de una mariposa, el beso de una pulga o el principio de un pensamiento.
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- Tu pelo tiene el color de la tierra mojada y tu voz guarda la canción que al corazón acompaña- dijo el Espíritu del Bosque.
Ceilar oyó estas palabras y después sintió la voz del viento entre los árboles; el bostezo del sol cuando se amanece; la lluvia recién nacida y el tacto de sus piel sobre el musgo. Fue entonces cuando supo que estaba en casa.
Levantó los brazos para tocar el cielo y sin motivo aparente comenzó a reír "Sí" pensó "sí que hay un motivo "Soy Ceilar, hija del Espíritu del Bosque y amo mi vida".

* Inicio  y fin del cuento del mismo nombre escrito por Celia de Elosua

Mensaje del Jefe Seatle *

Me gusta este mensaje porque acepta el horror que en su día vivieron los indios americanos y la profunda sabiduría de saber que  a pesar de los siglos que se avecinaban, aún quedaría para quienes necesitáramos escucharlo un mensaje escondido en el tiempo. No digo más.
“ Mis palabras son como las estrellas, nunca se extinguen. Cada parte de esta tierra es sagrada para mi pueblo, cada brillante aguja de un abeto, cada playa de arena, cada niebla en el oscuro del bosque, cada claro del bosque, cada insecto que zumba es sagrado para el pensar y el sentir de mi pueblo. La savia que sube por los árboles trae el recuerdo del piel roja. Nosotros somos parte de la tierra y ella es una parte de nosotros. El murmullo del agua es la voz de mis antepasados. Sabemos que el hombre blanco no comprende nuestra manera de pensar. Para él una parte de la Tierra es igual a otra, pues él es un extraño que llega de noche y se apodera en la tierra de lo que necesita. La tierra no es su hermana, sino su enemiga, y cuando la ha conquistado, cabalga de nuevo. Lo que le acaece a la Tierra les acaece también a los hijos de la Tierra. Cuando los hombres escupen a la tierra se están escupiendo a sí mismos. Nosotros sabemos que la Tierra no pertenece a los hombres, que el hombre pertenece a la Tierra. Eso lo sabemos muy bien. Todo está unido entre sí, como la sangre que une a una misma familia. Todo está unido. Cuando todos los búfalos hayan muerto, los caballos salvajes hayan sido domados y el rincón más secreto del bosque haya sido invadido por el ruido de muchos hombres, y la visión de las colinas esté manchada por los alambres parlantes, cuando desaparezca la espesura, cuando el águila se haya ido, cuando el último piel roja de esta Tierra desaparezca y su recuerdo sea solamente la sombra de una nube sobre la pradera, todavía estará vivo el espíritu de mis antepasados en estas orillas y estos bosques…”

* Información recogida en la página:   http://laplacenta.clandestinodeactores.com/tag/soldado-azul/