miércoles, 18 de noviembre de 2009

Raíces

Nunca las tuve, puede que fuera por la soledad que rasgó mi infancia y mi juventud, sin un espacio en que sentirme acogida. De este modo, sin un territorio, desarrollé un permanente sentimiento de zozobra, con la sensación de ir pisando adoquines cimentados sobre agua.

Él era un asesino, no cualquier asesino, uno de los buenos: tranquilo, seguro de sí mismo, y por supuesto, eficaz. Estaba el buen hombre intentando localizar a su siguiente objetivo cuando oí “Los pobres son príncipes que deben conquistar su reino” rezaba el reverso de una foto dedicada*. La frase resonó en mi mente como un ariete y rompió una frontera a la que me había acostumbrado.

Obediente a mi nuevo credo, primero me reconocí pobre y después princesa conquistadora, una idea romántica que más tarde se deshizo con suavidad al descubrir que el mundo me pertenecía y por lo tanto, no necesitaba luchar para disfrutarlo.

Mi patria son mis zapatos” dijo un anciano a su entrevistadora, “mi hogar es la palabra gracias” conjuró tiempo después**. No cabía duda de que la vida me ayudaba hasta que al fin, supe encontrar mis propias palabras.

Pertenezco a la tierra misma; al aire que me respira; al sol en el que ardo y al mar que transpiro, por eso cuando alguien me pregunta de dónde soy, me sonrío y busco una respuesta más convencional, más geográfica, algo que pueda señalarse con chinchetas en un mapa.

Las Palmas, 16/11/2009

El siguiente relato pertenece a aquella época en la que de un modo precario traté de encauzar mi desarraigo.

ZUREA, NEREA, GUREA***

Salgo a pasear.

Es tarde y el invierno aprieta el abrigo, también es tarde para estar vagabundeando.

La luna domina el puerto más allá del rompeolas y su claridad atraviesa calles huérfanas de gente. Hay gravado en el agua, un camino de baldosas blancas y brillantes y la inmensa alfombra, solemne, espera que la luna baje de su trono de antorchas y aire.

Sé que voy a irme de aquí y tengo miedo. Siempre lo he sentido cerca, pero esta vez es especial, porque me voy para mucho tiempo, tal vez no vuelva nunca.

Sigo caminando.

La playa ha crecido a expensas de la marea. Bajo a la arena y cuando llego a las rocas, reconozco sus formas. Por aquí paseé el cubo y el redeño, aquí gasté mi niñez y las rodillas.

Me siento en una roca pequeña y chata. Está forrada de verdín y a pesar de la humedad, si esperas, te devuelve el calor de tu propio cuerpo. Miro el enorme charco que nace a los pies de la roca. La luna, apoyada en mi hombro, me dibuja sobre el agua.

Dentro todos duermen, hasta las quisquillas, pero en su superficie, una silueta espera y calla porque no tiene ojos ni boca.

- ¿Dios existe?- No se mueve, no dice nada.

Espero.

- Sí. No sé. No. Lo siento, no puedo regalarte a Dios.

- Entonces no me queda nada. Aunque sienta el agua, la roca y el miedo, no son reales.

- Te vas y volverás. Cuando estés lejos, en las noches de luna llena, buscarás la sombra que te devuelva a casa. Será una sombra femenina, que parecerá no significar, vacía y a fuerza de mirarla, arrancarás su secreto:

del pelo, la tierra roturada;

de los ojos, el azul profundo del mar;

de la piel, la blancura de una casa sobre el río y

de sus piernas, el tiempo,

que largo es el camino a casa.

Y llorarás, como lo haces ahora,

y dormirás en su oscura mirada,

porque ella es faro, abrigo y cama,

porque os pertenecéis

y eso basta.

Vuelvo a casa.

Hoy me había prometido escribir algo en mi diario. Es un diario de pensamientos, no sirve como inventario de sucesos, así que entre las primeras hojas, sólo esto quedó escrito: “había tanta luna, que estuvo toda la noche amaneciendo”.

El resto es sólo mío,

el resto es una sombra femenina,

ella me traerá a casa,

porque nos pertenecemos,

y eso basta. 12 de abril 2001 Castro Urdiales

* Cita proveniente de la película Nadie Hablará de Nosotras Cuando Hayamos Muerto, de Agustín Díaz-Yanes, 1995.

** Frases de Alejandro Jodorowsky.

*** La tuya, la mía, la nuestra (traducción del euskera).

sábado, 19 de septiembre de 2009

El Día de la Buena Nueva

Hace unos años el presidente de Chile, Salvador Allende, fue asesinado en el Palacio de la Moneda. Un bombardeo acabó con su vida, lo que motivó que también años después un grupo de poetas bombardearan ese edificio con poemas de amor.

Tal vez inspirado por esto, a un chico se le ocurrió llenar su ciudad con mensajes positivos. El chico debió de pensar que era una buena idea porque lo compartió en Internet y me uní a su propuesta.

Me costó sentarme a escribir los mensajes positivos que dejaría por mi estrenada ciudad, quizás por eso apuré al máximo el calendario y al final, rozando la medianoche, me colgué la mochila al hombro con cientos de mensajes y cinta adhesiva.

Así que ahora, inspirada por la iniciativa de ese chico embellezco el blog y os dejo las frases con las que empapelamos nuestro barrio (tuve dos cómplices en esta aventura):

Mira a tu alrededor, todo esto te pertenece. Gracias por compartirlo.

Nadie puede decirte cómo es tu vida, ¿no es maravilloso?

Cuando las palabras desaparecen, todo se hace infinito y los corazones descubren, que su latido es el mismo.

El amor es aceptación, te amo.

La sabiduría comienza cuando digo “no sé”.

La belleza que reconocemos refleja universos interiores.

Cuando me siento agradecida, me conmuevo y mundo viene para acompañarme.

Cada paso que das es un aplauso que la vida pronuncia agradecida de que existas.

Te hablo y no me entiendes,

te miro y es suficiente (con ésta me ayudó Dafne).

19/09/09 Las Palmas

domingo, 13 de septiembre de 2009

Bocados de Realidad*

Muchas veces me veo representando un personaje, una máscara que en ocasiones me absorbe y domina. Cuando me doy cuenta, me rebelo y reniego, pero está ahí, latente.
He tardado años en crear este personaje que presento ante los demás y en el que me he ocultado. Basándome en una serie de conclusiones equivocadas sobre mí misma, he ido tejiendo, detalle a detalle, una personalidad que no es la mía.
Esa ficción, como precio por sus servicios, me exige vivir en la ansiedad constante de agradar a los demás y de alguna forma, conseguir ser amada.
Mis primeros pasos son vacilantes: me observo y me descubro intentando captar la atención de quienes en ese momento me rodean; aprendo a esperar en silencio y a abrirme al otro escuchándole tratando de no crear una opinión sobre lo que está diciendo.
Ha sido un bálsamo para mí descubrir en el silencio una forma de estar en el mundo. Lo cierto es que aún me escondo detrás de las palabras, pero siento que poco a poco voy descubriendo quién soy y lo que ahora son sólo bocados de realidad, se amplía y me doy la oportunidad de ser.
Las Palmas 13/09/09

*Título extraído de la película Reality Bites, 1994

martes, 1 de septiembre de 2009

En La Pared

Yo he visto “El Club de los Poetas Muertos” con una mezcla de asombro y deseo: “Carpe diem, aprovecha el momento” intuía que en esa frase estaba el secreto para una buena vida. Sin embargo, hasta hace poco mi existencia ha sido un continuo huir del momento presente ya fuera porque no estaba cómoda con quién era o lo que estaba haciendo, una y otra vez volvía al pasado y su seguridad o al futuro y sus promesas.
Era el día de la inauguración de su casa y le había prometido pasarme a saludar, sólo eso. Con la mudanza y la casa llena de cajas, todo estaba improvisado, incluso la pared que nos había dejado para que escribiéramos un pensamiento, un poema o un dibujo, ella sólo quería algo hermoso que bautizara el comienzo de su nueva vida.
Fui la primera en escribir una frase llena de poesía y amor, un pensamiento para tod@s aquellos que miraran la pared y se estuvieran buscando. La verdad es que estaba muy satisfecha conmigo misma por esa reflexión profunda y sencilla a la vez, un regalo único.
La sorpresa llegó mientras lo estaba escribiendo: la pintura había sido repartida desigualmente y el rotulador saltaba y se movía con dificultad. Así que me vi repasando las letras y sorteando hostiles montículos y tuve que mantener la atención constante en lo que estaba haciendo. Oía de fondo las voces de los amigos, sin poder concretar el tema de la conversación y en la punta del rotulador, concentraba todo mi esfuerzo.
Aún me cuesta describirlo. Sentí una sensación de realidad que hasta ese momento nunca había experimentado, un regocijo desconocido resumido en un instante. Estaba allí, en la pared y mi vida era maravillosa.
Las Palmas, 1 de septiembre 2009

miércoles, 1 de julio de 2009

¿Por qué me quieres?



Era un día entre semana y aún estábamos en la universidad lo que significaba que el tiempo nos pertenecía. Quedé con Max para comer en el centro y mientras nos dirigíamos al restaurante, comentábamos cómo nos había ido últimamente.

Solíamos mantener conversaciones ligeras en las que abordábamos nuestras vidas con el humor de quien se reconoce en sus errores y los comparte. Para ejemplo, un botón: Por aquel entonces había descubierto el enorme trabajo que suponía dedicarme al canto profesionalmente a lo que concluí:

– Me falta talento para ser vaga.

– Ada, cariño, tú ya eres vaga –tras unos segundos pensándolo, corregí:

– Pues me falta talento para seguir siéndolo.

Pero aquel día Max estaba muy alterado. Acababa de tener una discusión con su madre en la que quedó patente que él, hijo único, no había cumplido con las expectativas familiares. En su rostro vi la sorpresa y el horror de quien se siente repudiado y por su mente planeó una desoladora conclusión nadie puede quererme.

- ¿Tú me quieres?- la pregunta encerraba un peligroso juego, ¿acaso nuestros padres no son también dioses, cómo romper entonces una de sus maldiciones ? y allí estaba yo con mi desnuda y frágil humanidad.

- Sí- dije asustada. Él no me entendió y extrañado, insistió:

¿Por qué me quieres? –me sentí acorralada. En plena Gran Vía bilbaína, edificios de tres bancos y un centro comercial nos rodeaban y dibujaban algo más que una encrucijada urbana. Sin embargo, la intuición me proporcionó la respuesta que rompería los límites del juego:

- Por tu dinero- dije tranquila y sin darle mayor importancia, como quien señala algo obvio. Él asintió y regresó a sus reflexiones, manteniendo la mirada baja e intentando encajar lo que le había dicho. De repente, arqueó las cejas y con un gesto doloroso se volvió para decirme:

- Pero Ada, yo no tengo dinero- sonreí con picardía y asintiendo concluí:

- Ya lo sé- Max rió a carcajadas y mientras nos abrazábamos, regresó al mundo.

Las Palmas, 1 de julio de 2009

jueves, 25 de junio de 2009

AL AMANECER

Aquella mañana me había despertado pronto intentando aprovechar al máximo el fin de semana. Era una casa rural de ésas que sólo encuentras si sabes dónde está, sin indicativos, el sitio perfecto para perderse y encontrarse.
Me senté mirando al este, esperando que el sol despuntara entre las montañas. Realmente el amanecer es un hermoso espectáculo: ver cómo los primeros rayos de sol se conjugan con la oscuridad y notar las variaciones en la tonalidad cuando el artista añade luz a su brocha.
He oído decir que cada momento es único y que la belleza nos rodea y emociona. Sin embargo ¿qué ocurre cuando esa belleza es una rutina, cuando los amaneceres se parecen tanto unos a otros? Es como cuando recorro un museo sin fijarme un itinerario: voy pasando por las salas hasta que de repente me saturo y ya no siento nada.
Así que allí sentada no esperaba que el amanecer me deslumbrase o fuera especial, simplemente existía y respiraba tratando de dejar la mente en blanco. Pero yo no necesito siquiera una mosca para distraerme y mientras miraba al cielo, pensé “¡Vaya! Si encontrara este lienzo en un museo pensaría que eso que hay en la esquina izquierda, donde las nubes se estiran formando un delicado tul, es un borrón. Sin embargo, éste es un cuadro vivo, un cuadro pintado por Dios”.
Fue en ese momento, mientras observaba el cielo de la mañana, cuando me di cuenta de que Dios también hace borrones.
Las Palmas, 25 de junio de 2009

lunes, 22 de junio de 2009

Ser uno mismo

Para finalizar una entrevista el periodista del semanario le preguntó al entrevistado: “¿Qué debo hacer para ser mejor persona?” a lo que el tipo respondió “Déjese de vanidades y pruebe a ser usted mismo”. Y la verdad es que esa frase abrió una ventana en mi abuhardillada mente. Se iluminó el suelo y por primera vez pude ver por dónde pisaba. Vi lo que antes no veía, me vi a mí misma y me gustó.

La aceptación que había hecho ese hombre a kilómetros de aquí hizo que me sintiera en paz. También me vi encontrando el regalo que había dejado. Cogió un trozo de mi verdad y lo puso cerca para que pudiera reconocerlo y quedármelo.

Ahora lo dejo ir con un gran agradecimiento: “ser uno mismo” suena bien, ¿verdad? Todos lo hemos oído alguna vez y sin embargo se ha convertido en algo inaccesible, casi prohibido. Necesitamos ser más jóvenes, más guapos, más populares, más algo, en definitiva, pero nunca nosotros.

Una amiga me dijo que en nuestra civilización occidental ya no había grandes retos y creo que se equivocaba: la gran revolución de nuestro tiempo es ser nosotros mismos.

08/05/2007 Bilbao

viernes, 19 de junio de 2009

Muchos mundos para una vida

Llegué a su casa con el tiempo justo para recoger mis cosas ya que el plan era pasar la noche en casa de otra amiga. Sus tres hijos se entretenían intentando demorar al máximo el sueño y ella, agotada, trataba de calmarlos y cerrar el día sin más sobresaltos.
Al final, la niña se acomodó en la cama de la madre y los chicos se recogieron en su litera. Alejandro suele aprovechar esos momentos para preguntar sobre cosas que le inquietan y hasta que no está satisfecho con las respuestas, no se duerme.
Como si de un cuento se tratase, traté de explicarle que además de la realidad, hay otros mundos distintos que se entrelazan y confunden con ella. Le hablé del mundo de los espíritus; de los dragones; de las plantas y de los gatos.
Le expliqué que los seres humanos habitamos la realidad y que a veces, si aprendemos a ver, accedemos a esos mundos y enriquecemos nuestra vida. Todo esto le contaba mientras le recorría el pelo con las yemas de mis dedos y le dibujaba con delicadeza las cejas, la nariz y la boca.
Fue entonces cuando sonrió y me dijo que también existían el mundo de la bondad y el de la compasión y yo asentí y me callé porque no tenía nada que enseñarle.

Bienvenid@s

Éste es un intento más por mantenerme en contacto con tod@s vosotr@s, amig@s y visitantes, por compartirme y también, si el ánimo os acompaña, por compartiros.
Así que entra, descansa y si puedes, disfruta porque hoy es día de fiesta.