Amiga -El otro día vi al diablo paseando por estas calles, se parecía a él-. Su dedo señaló un maniquí del escaparate que iba vestido con traje oscuro, sombrero de bombín y paraguas. El hecho de que estuviera de espaldas a nosotras le daba cierta sensación neutra que lo mostraba inofensivo a mis ojos.
- Tiene un aire inglés- a veces me pasa que me cuentan algo extraordinario y reacciono como si fuera lo más normal del mundo- le falta la gabardina. Qué miedo mirarle a los ojos, ¿no?- Ella asintió y vi cómo por su expresión pasaron la sorpresa, el miedo y un leve recuerdo de tristeza.
Amiga -El mal trabaja para el bien.
Me parece que trataba de justificarse, que de alguna forma ella se sentía salpicada por el encuentro con un ser tan oscuro e intenso y oí mi voz diciendo algo que nunca había pasado por mi mente.
- El mal y el bien trabajan para Dios- ella asintió suavemente y seguimos calle abajo.
Las Palmas, 28 de julio 2016