miércoles, 21 de abril de 2010

Mi Niña Interior

Hace ya tiempo, en una conversación, alguien me dijo que dentro de mí había una parte infantil que se había quedado niña, sin evolucionar y que debía sanarla. Pensé que tenía razón, pero no le di la suficiente importancia y aquello quedó como muchas otras cosas en mi vida en alguna recóndita sección de mi cerebro llamada “Asuntos pendientes”.
Sin embargo, era tan importante, que la vida fue dándome señales: niña interior, lo llamaba, identificación y al final me di cuenta de que si quería hacer cambios reales en mí, debía convertirme en su madre y cuidar de ella.
Así que poco a poco en las meditaciones comencé a visualizarla: una niña de unos siete años, con el pelo corto que se llama Adita.
Al principio fue durísimo “qué clase de madre soy” me decía avergonzada “cualquier otra te haría mejor servicio” trataba de convencerla. Una y otra vez la dejaba sola, la ignoraba y deseaba que alguien viniera a salvarnos (a mí de ella y a ella de mí), pero no había nadie más. Llegó el día en que mi niña me dijo que me quería a mí y conmovida, sentí que era así.
Ahora, si le cuento un cuento a un niño, es porque antes se lo he contado a ella y lo mismo hago con las canciones. Procuro sacarla a dar paseos y cuando me siento enfadada la visualizo diciendo todo tipo de barbaridades.
A ella le gusta correr desnuda por la calle y me grita “¡mira mamá!” mientras se agarra a las copas de las palmeras balanceándose. Le encanta volar con dragones de la buena suerte (como Fuyu, el de “La Historia Interminable”) y tirarse pedos en las papeleras vacías (es por su alegre acústica).
Yo la abrazo, y le digo que es una princesa, que me encanta cómo huele su pelo y le soplo los párpados. Ella me abraza y cada día que pasa se siente más amada y segura de sí misma.


Las Palmas, 21 de abril 2010

1 comentario:

  1. Me encanta que trates con tanta ternura a esa niña taaaaan falta de cariño y amor que todos llevamos dentro. Muy lindo y muy tierno el texto.

    ResponderEliminar