martes, 25 de mayo de 2010

Mensaje en una Botella

Últimamente me cuesta encontrar tiempo, lo que en realidad significa que no me estoy organizando bien. Hace veinte días que me trasladé a vivir a la finca Shejala, un lugar donde la calma y el trabajo son una rutina.
Esto hace que mi ritmo vital sea más pausado y pueda escuchar mis pensamientos. Antes eran pensamientos furtivos que dejaban un rastro programándome sin que me diera cuenta y ahora pasan, se quedan un poco y después se van. Así puedo observarlos y reconocer mi humanidad en ellos: pequeñas mezquindades, enfados o travesuras más o menos crueles. Además, por aquí pasa mucha gente y eso me permite practicar bajo la premisa de error-corrección, por lo que el reciclaje es diario.
También os diré que en ocasiones mi mundo se abre y la abundancia de la vegetación se extiende por mi realidad inundándola. Entonces todo es fácil y me siento parte de una melodía llena de árboles, tierra y aire.
Las Palmas, 25 de mayo de 2010

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